Tras la cancelación de esta edición, el evento parece estar condenado al fracaso, pero esto no fue un problema que se desarrolló de la noche a la mañana. El primer síntoma de una evolución a la que el E3 no supo adaptarse fue en 2011, cuando Nintendo cambió el formato e hizo una presentación digital, conocida como Nintendo Direct.
Esto representó uno de los grandes cambios para la feria, pues con el paso de los años, más empresas de videojuegos siguieron su ejemplo y prefirieron publicar sus conferencias de manera virtual -todavía en el marco del E3- y ocupar su espacio presencial para que su público experimentar sus títulos.
El segundo síntoma que sufrió el evento fue el abandono de Sony hacia el E3, algo que se concretó en 2019, primera edición en la que se excluyó para no volver jamás, algo que impactó a la audiencia, que percibió que el evento había perdido relevancia. dentro de la industria, ya que no cuenta con una de las empresas más importantes.
Finalmente, el tercer síntoma fue la pandemia. Este periodo de emergencia sanitaria obligó a la ESA a cancelar la edición de 2020 para evitar contagios. En 2021 se optó por una edición virtual, mientras que en 2022 no se volvió a realizar con la esperanza de tener un regreso triunfal este año, pero nunca sucedió.